Una precisión calendárica sobre los 500 años de la rendición de Tenochtitlan (como se pronuncia en náhuatl) o Tenochtitlán (como pronunciamos en español).
Debemos tener en cuenta que el cómputo del tiempo en el mundo mesoamericano era más complejo que el occidental -tema en el que no ahondaremos en esta publicación-, de donde deriva su precisión astronómica, pues no sólo eran dos engranajes calendáricos funcionando conjuntamente; uno solar y otro lunar, sino que estos tenían divisiones que funcionaban, a su vez, de engranajes aún más pequeños, casi como la imagen que podría venir a nosotros al pensar en la maquinaria de un reloj moderno. Había un siglo de 52 años (Xiuhmolpilli), un cuarto de siglo de 13 años (Tlalpilli), un año de 18 meses (Xihuitl) más cinco días «funestos» (Nemontemi), un mes de 20 días (Metztli) y cada día con su noche (Tonalli) tenía un nombre propio. Por si esto fuera poco, a cada uno de los 20 días le precedía un número secuencial que se repetía cada trecena, cuya secuencia no se interrumpía al pasar de un mes a otro.
El problema radica en que logremos encontrar una correspondencia entre el calendario mesoamericano y el gregoriano, en uso en nuestros días. Pues para tal efecto, existe un evento que quedó registrado con una fecha exacta en los dos calendarios, es decir, tanto por parte de los europeos, como por parte de los mexicas; la rendición de Tenochtitlan.

Bernal Díaz del Castillo fijó este acontecimiento el 13 de agosto de 1521, fiesta de San Hipólito, en su Historia General, mientras que los mesoamericanos, en los Anales de Tlatelolco, dan la fecha exacta de este infausto hecho el año 3 Calli, mes Tlaxochimaco, día 1 Coatl.
Bien, tenemos ya una correspondencia, aunque hay un pequeño enorme detalle que parece quedar en el olvido: la fecha que da Bernal Díaz del Castillo es del calendario juliano, desde la reforma hecha por Julio César en tiempo del imperio romano, este no había sido actualizado…hasta 1582, que el Papa Gregorio XIII lo reformó, decretando un salto de 10 días para subsanar el retraso acumulado, hecho por el cual nuestro actual calendario recibe el nombre de gregoriano.
Este ajuste de cuentas, si quisiéramos ser precisos (como lo eran nuestros antepasados mesoamericanos), nos indica que será hasta el 23 de agosto el día en el que realmente se cumplan los 500 años del fatídico momento en el que Cuauhtemoctzin le pide a Hernán Cortés que lo mate, y en uno de las primeros malentendidos de traducción intercultural, el capitán hispano, creyendo que hacía un acto magnánimo al perdonarle la vida, condena al Huey Tlahtoani a una vida de humillación, sin posibilidad de alcanzar el anhelado cielo de los guerreros, al que realmente le está pidiendo que le permita acceder al solicitarle la muerte, pero esa es otra historia.

🥲
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